Personalmente, las motos nunca me movieron un pelo. Ni literalmente, porque sólo una vez en mi vida me subí a una; ni conceptualmente, porque nunca me interesó ni como transporte ni como hobbie.
Pero siempre me impresionó lo que una Harley Davidson puede generar. No es una marca, no es un producto, es un estilo de vida.
Hoy, más aún, me llama la atención la cantidad de talleres que customizan motos o hacen desarrollos a medida. Y atrás de ellos, hay algunas historias increíbles. Culturas que se convierten en marcas. O marcas que están basadas en una cultura, en una persona...
Y a ese tema tendremos que dedicarle un post. Por Virgin, Red Bull, Patagonia, y varias más. Ya no son pocas. Todas giran alrededor de una personalidad que carga de valores a una compañía.
Pero volviendo al post de hoy, y para arrancar la semana, conozcan en tres minutos, la historia de Shinya Kimura... "Porque una moto está incompleta hasta que una persona la monta. (...) Es más que arte".
Y si les interesa el tema, o quieren indagar un poco más, visiten lugares como DPCustoms, RevivalCycles, Bandit9, Confederate, Deus Ex Machina, WrenchMonkees... Y podría seguir. Uno no se cansa de encontrar talleres que impresionan por sus trabajos y ayudan a entender el tema del que hablamos.
En el ámbito local, es tremendo lo que está haciendo Herencia Argentina: que generó un custom garage alrededor de una marca de ropa. O al revés. Y toda su comunicación es, nada más ni nada menos, que de su propia cultura. Algo así pasa también, con sus amigos del Club de las Motonetas Picantes, que se formó alrededor de los bares del Bajo San Isidro y sus dueños.
Insisto: culturas, estilos, marcas, personalidades... Se mezclan. Difícil definir los límites. Aunque en realidad, tampoco hace falta. Tremenda inspiración para arrancar la semana.
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