Notas sueltas de unos días en Panamá

Unas reuniones de trabajo me pusieron en Panamá, aunque con una agenda que no permitió darle el tiempo que se merece. He aquí algunas notas de ese vistazo, obviamente todas relacionadas de alguna manera a la temática que aquí nos compete.

Dos aclaraciones:
- Las fotos son desde el teléfono, sepan disculpar la calidad de las mismas.
- Cuando terminé el post, me di cuenta que quedó eterno, igual creo que vale la pena.

Sobre el Tamaño.
Arranco con esta variable para que todo lo que mencionemos quede en su justa medida. Porque si hay algo que ya no me sorprende es la relatividad de las distancias. Lo que para ellos es lejos, para nosotros es cerca. A veces no somos conscientes del largo y ancho de Argentina. Para que se entienda: la ciudad de Panamá está sobre el Pacífico y para llegar al Atlántico deben hacerse sólo 80kms. Lo que en Argentina algunos hacen diariamente para ir a trabajar, ellos lo harían para recorrer todo el ancho de su país. Entonces, para nosotros, allí todo es cerca; incluso lo que ellos consideran muy lejos. Y un parámetro similar podríamos utilizar para decir que la población total del país, de 3,5 millones de habitantes, casi podría vivir entera en la ciudad de Buenos Aires.

Sobre la Comida.
Los alimentos son, muchas veces, una variable clave de la marca de un país. Cada uno tiene algo que los describe, representa, caracteriza. El chocolate suizo, las pastas italianas, la comida española, nuestra carne. Y estoy convencido que en otro país hay que comer lo que ellos comen. Al menos probarlo. Obviamente en Panamá la especialidad es la comida de mar en general, y los mariscos en particular. Ir a Panamá y no comer pulpo es como ir a Argentina y no comer asado. Y lo otro que envidio de todo país caribeño son sus frutas. En la calidad de su comida autóctona tienen una variable fuerte para sumar a su marca país.




Sobre las Marcas.
Pocas marcas locales. Y no es sólo resultado de la globalización y de la cercanía con EE.UU., pero también de una dificultad de desarrollo y baja masa crítica. El surtido en casi todas las categorías es el americano pero más acotado. De hecho, se pueden encontrar todas las cadenas yankees (Subway, McDonalds, Burger King, KFC, Dunkin Donuts) y los locales de prácticamente todas sus marcas. Lo curioso es el negocio de la imitación: son demasiados los casos de burdas copias en detrimento de una creación propia. ¿Sabrá, por ejemplo, la gente de Unicenter que existe esta sucursal (?) en Panamá? ¿O habrá autorizado esta franquicia (?) Pizza Cero? Finalmente, sí tienen sus marcas nacionales de cerveza e incluso una de ellas se llama “Panamá”. Destaco esos casos en que la cerveza se llama como el país (y no son tantos), pero lo que debería ser obligatorio es que cada país tenga una cerveza que los represente.



Sobre las Diferencias.
Como en todo Latinoamérica, las diferencias entre las clases sociales son notarias. Y cuanto más chico es el país, más se notan. Esa convivencia es inevitable. En Panamá vi por primera vez la nueva versión del MiniCooper (4 puertas) y estaba justo al lado de unos muy especiales colectivos de línea, a los que les sobra onda pero le falta servicio. O se vive muy bien, o se vive bastante mal, poco punto medio. Mucho turista disfrutando, mucho local peleándola. Mucha gente de negocios pasando, mucho local trabajando en serio. Y por algún motivo que no me supieron explicar (o no supe entender), desde aproximadamente el 2000, año que el Canal se “independiza” completamente de EE.UU. la inversión local y extranjera del país explotó: en la ciudad moderna abundan los rascacielos, están construyendo el metro, están rehaciendo el aeropuerto, repavimentando las rutas y haciendo un trabajo de saneamiento importantísimo.




Sobre el Canal de Panamá.
Probablemente sea lo que más conocida la hace, su Canal. Sin dudas, debería ser un sello en la marca de este país. Impresiona. No sólo por lo que significa desde su ingeniería y perspectiva comercial, pero también por su historia. Por el primero de los temas a todo ingeniero se le caería la baba: es un sistema de esclusas que permite atravesar un país de casi 80kms poniendo barcos a 26 metros de altura sobre el nivel del mar para luego volver a bajarlos. Y si les interesa el tema, este video es una buena muestra del proceso. Respecto a los términos comerciales, permite cruzar de un océano al otro en diez horas, lo que en su defecto llevaría veintiún días, y obviamente los costos a ellos asociados. Y finalmente, su historia es conmovedora. Originalmente Francia intentó construir, fallidamente, el Canal (fines de 1800). Luego se dio la licencia a EE.UU., con un extraño contrato de perpetuidad (1903), que lo construyó tal como funciona actualmente (desde 1914 hasta hoy). Hasta que un grupo de estudiantes Panameños se enfrentó con el ejercito norteamericano ocupando dicho lugar (1964). Si bien el resultado fue trágico, fue el puntapié para que Panamá recupere el territorio y obviamente el usufructo del Canal (recién en 1999). Es parte importante de su historia, y sobre todo, de su orgullo.

Sobre la Marca País.
Panamá está en proceso de ser. Lamentablemente en muchos casos nos acostumbramos a que el Caribe sea el equilibrio entre una playa caribeña y una ciudad que hace lo que puede. Ya hemos destacado en este blog, en más de una oportunidad, los países que están promocionando bien su marca, citando también la enorme oportunidad de un país como Argentina. He aquí otro buen caso y vale recordar que no hablamos de turismo únicamente: se plantea “mostrar” a todos los que viven en otro país, que pasa allí adentro realmente. Panamá se está construyendo, ojalá que también lo haga con su marca. Su página oficial de turismo invita, pero no llega a reflejar ni un poco de tanta realidad… En ese sentido el reel de comerciales turísticos que pego al final del post es un tanto más atractivo.

Me quedé con ganas de recorrer y sacar fotos; de comer más pulpo y frutas; de hablar con más gente; de conocer sus playas; de visitar el casco antiguo; de ver otro barco cruzando el canal. Y es lógico, no me puedo quejar, fui a trabajar. Pero si con este vistazo tengo tantas ganas de volver, estoy convencido que una marca como Panamá, podría ser terriblemente atractiva en términos de inversiones, turismo y desarrollo.

Ojala cuando vuelva, lo confirme.


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