El valor de lo gratuito (lo Freemium)

Internet, en general, nos acostumbró a lo gratis. Desde la infinidad de servicios Google hasta los medios informativos cuyas versiones impresas son pagas, pero gratuitas en Internet.

Son pocos, demasiado pocos, los servicios online que cobran de manera directa. Freemium es el camino.

¿En qué consiste? En la combinación de lo gratis y lo premium. El concepto se atribuye a Fred Wilson y básicamente plantea la posibilidad de ofrecer un servicio de manera gratuita hasta cierto nivel y luego hay que pagar una tarifa para tener una versión premium.

No se trata de Shareware. Tampoco es una demo. Consiste en un servicio real que funciona de manera completa, pero para tener determinadas características adicionales, capacidad extra o una cantidad superior, se puede pagar.

El razonamiento es lógico y win-win. Definitivamente, muchos de los servicios gratuitos que se utilizan tendrían menos usuarios si fuesen pagos. Y en más de un caso, ¿no está uno dispuesto a pagar por un servicio mejor?

Algunos buenos ejemplos:

Skype: servicio gratuito para comunicarse de computadora a computadora, con un tarifa económica para comunicarse a un número de la red fija.

DropBox: disco virtual online, con determinada capacidad de almacenamiento. Para extenderla, hay un fee accesible.

LinkedIn: la red social profesional más importante que existe. Es prácticamente gratuita en todas sus funciones, pero para ir más allá se puede tener una Premium Account.

Imdb.com: la base de datos de cine por excelencia. Prácticamente toda su información es gratuita, pero los profesionales pueden acceder con un fee a IMDbPro.

Flickr: su servicio de almacenamiento de fotos online es probablemente el más popular y más utilizado. Una cuenta Pro está disponible a cambio de un fee para tener capacidad ilimitada y estadísticas entre otras características adicionales.

En Internet, donde gratuito parece ser la norma, muchos negocios entendieron cómo ejecutar el modelo de Freemium para ganar.